... y empezó a descifrar el instante que estaba viviendo, descifrándolo a medida que lo vivía, profetizándose a sí mismo en el acto de descifrar la última página de los pergaminos, como si se estuviera viendo en un espejo hablado. Entonces dio otro salto para anticiparse a las predicciones y averiguar la fecha y las circunstancias de su muerte. Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.
4 comentarios:
Bueno, después de 100 años de soledad, no tendrían otra oportunidad, esta claro. La soledad es lo que tiene.
txumi
hola,no habia pasado por aqui,ayer fue la primera vez,me gusta.
me pasare mas a menudo.
besos guapeton
Hola Txumai,
bonito homenaje. También es mi párrafo favorito de "Cien años de soledad". Me gustaría saber escribir sólo para poder terminar alguna vez con algo tan bueno como ese final. Gracias por recordarlo.
Tu escribes bien, como él es imposible, sólamente parecido los grandes genios.
Para mi, el comienzo con ese sumario de lo que es toda una obra, es único, como tambien otro párrafo casi sin fin que voy a intentar localizar en una entrada de este blog.
A ver qué tienes que decir