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domingo, 14 de diciembre de 2014

Feliz Navidad y 2015




Que en estas fiestas,
reine la paz,
que la inocencia
brille en nuestros ojos,
y que para el nuevo año
se cumplan nuestros deseos
y seamos capaces de
realizar nuestros propósitos.
FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO


viernes, 31 de octubre de 2014

Halloween

 

Halloween, para contar historias de miedo, lo de recordar a nuestros ancestros queda ya para el pasado. Antes era, además del ritual de llevar flores al cementerio, para que nos contasen la historia familiar recorriendo los nombres en las lápidas, y la historia del pueblo por los panteones de gente de más alcurnia dándonos razón con esos apodos que pasan de padres a hijos y con referencia de otros que complicaban mucho seguir el rastro y las explicaciones.
 
Las cosas de los espíritus parece que ya no da mucho miedo como antes porque estaba muy unido a la religión o más bien a las prácticas religiosas. Pero de espíritus en plan “científico” ya escribí una entrada en este blog “El factor inmaterial de los fenómenos”.
 
Y contar historias de miedo ya conté parte de uno de los cuentos de un famoso autor en otra entrada titulada “Pluto”. Así que contaré cosas y sucesos reales de verdad.
 
Algo que digo a la gente después de decirles que no creo en estas cosas, es que sí conozco este tema y muchos que tienen que ver con la parapsicología y la metafísica, concretamente la Teosofía, también hice una simple entrada de Luz en el Sendero, “Yo Soy Eso, y también otra de ”HELENA PETROVNA: Madame Blavatsky”. Pero además algo sobre el conocimiento de gente que da seguridad y confianza. Y es esto:
 
Un compañero en una pensión me contaba, hace muchos años claro, que me quería preguntar qué opinaba yo, al saber que yo andaba en aquella época con lecturas, programas de radio o revistas de estos fenómenos del más allá. Quería mi opinión sobre su historia de niño con su padre que no llegó a dejarlo marcado pero que tampoco había olvidado. En su ciudad de Méjico cuando él era niño se vendían Ouijas para los niños como cualquier juguete, y estaba de moda, y casi todos lo compraban como si fuese el juego de la oca. Pero su padre al verlo le dio una bofetada, la única en su vida, y fue muy seco con él, vino a decirle que eso era una cosa muy seria y que ni se le ocurriese jugar con eso, lo rompió y tiró a la basura.
 
Me explicó que su padre debía saber de eso y que nunca le contó nada más ni tampoco de las reuniones que se hacían en su casa muchos domingos a los que acudían señores todos muy arreglados. La habitación grande de su casa donde se reunían estaba prohibida porque siempre estaba cerrada, y recordaba los emblemas y cosas de esa sala cuando entraban o salían los visitantes, y a su padre con las bandas, simbolos y cosas, de las que sí ya teniendo más edad identificó como de la Masonería. Y ya comprendió que su padre era jefe o de alto rango en esa logia.
 
Mi compañero dijo que nunca se interesó sobre el tema, ni cómo fue que su padre no le dijo nada más. Pero que esta gente debe tener bastante conocimiento sobre todo esto de los espíritus y temas ocultos normalmente.
 
 El intento de contactar con los antepasados es de siempre conocido y hasta hace poco tiempo veíamos un programa de televisión que presentaba a veces gente conocida y los que se prestaban e esto, y la sorpresa por la información que se proporcionaba para autentificar la identidad de la persona contactada era lo que impactaba más que el propio mensaje que siempre solían ser tonterías, pero esto todo el mundo sabía que era uno de tantos fraudes de temas paranormales.
 
Otro de los medios conocidos es esto que nadie comprende ni cómo se puede creer, las psicofonías, sin entrar en detalles de cómo puede ser o en que se basan para pensar que pueda ocurrir ese fenómeno físico, diré que se graba en el silencio de la noche en lugares que supuestamente quedaron atrapados restos de alguna vida, fantasmas, carcasas o cuerpos astrales del deseo, lo que sea, y se les invoca para que alguno de esos “espíritus”, que realmente no tienen mucho de puro, contacten lo mismo que con la Oija pero sin necesidad de tener un conclave con el dedito puesto encima y siempre con la sospecha de que alguno manipula aquello, pero que todos juegan porque alguien les contó esas historias urbanas o de amigos a los que les saltó el vaso por aire, temblores y saltos de la mesa donde se apoyaba el tablero, y que quede el mensaje grabado en la cinta magnética (con los medio ópticos modernos creo que murió el invento lo mismo que las DAT digitales).
 
Sigo con mi experiencia, una grabación no muy tarde y en el silencio de aquella casa pensión, después de un corto intento, en la segunda ocasión ya por largo tiempo pude escuchar después de rebobinar en primer lugar los chasquidos metálicos repetidos, es algo clásico y se asimilan al ruido de cadenas arrastradas por esos fantasmas, ectoplásticos o como sea que algunos han visto en los castillos en tantas historias, como un pesar. Ya después a continuación están esas voces casi sopladas, susurros o con una frecuencia poco normal, en mi experiencia de este caso que relato no se entendía demasiado y como siempre parecían palabras inconexas, pero deje anotado después de muchos rewings y plays algo que tenía dos números y un nombre: “51 Alcalá 20”.
 
Ya al día siguiente comprobé la hora trágica de la noticia y coincidía en los primeros momentos. Un sitio donde pasé algunas noches, no demasiadas, con un amigo la primera vez antes de ser discoteca, Chelsea, un club. Además de parar en distintas ocasiones por esa discoteca también recuerdo tras una boda. También supe de algún conocido que se quedó atrapado aquella noche que sí fue de pánico, terror y tragedia.
 
La otra historia personal no tiene que ver mucho con los espíritus aunque si con un puente en estas fecha. Extrañamente tuve un sueño vívido muy especial por las condiciones en que se dio, y es por esto y recordar todo con detalles que quise interpretarlo, ya dije que en estos temas he tenido conocimientos, por Freud entre otros autores, porque los sueños premonitorios son los últimos antes de despertar normalmente. Así que no queriendo sortear el destino tuve cuidado ese día y miedo la verdad, pero como eso de que el peligro a veces te llama, quise bordear lo que pensé que podía tener consecuencias. Pues cumpliendose al final con todas esos detalles que pude interpretar terminó ocurriendo de todos modos lo que estaba escrito, no fue lo grave como podría pensarse viendo el siniestro al menos para mí que apenas fue cosa de un golpe en la espinilla que mi tía se ocupó de pintar con mercromina, y estar toda la semana quitándome cristales del parabrisas de mi cabeza, los que quedaron tras cepillarme una enfermera en el hospital. Mi amigo tuvo más lesiones, pero nada grave aparte de unos días de baja. El coche salió el más perjudicado, siniestro total después de dar algunas vueltas y matricula de casi cuatro años.
 
Con todo esto quiero decir que no estamos solos, y que una de las películas que más me han gustado es “Los Otros”, Uuuuuuuuu
 
 
 



martes, 16 de septiembre de 2014

Viva Santa Eufemia!!








 






En la fiesta de Santa Eufemia
Villafranca canta con fervor
a la que es su patrona excelsa
abogada del trono de Dios. (bis)

Mártir del Señor, Virgen purísima
al cantar en su honor, en su honor.

Te ofrecemos nuestros corazones
que tan pobres y débiles son
suplicando que nos los conserves
siempre libres de la corrupción. (bis)

Recíbelos con amor,
recíbelos con amor,
con amor.
 




sábado, 2 de agosto de 2014

VIVIR

Vivir, estar vivo, o más bien no encontrarse abierto a la muerte es no estar en la situación en que esa pregunta resulta inminente.

Para decirlo más claro: se vive siempre sin razón; y vivir es eso, es vivir sin-razón, por nada, a merced del tiempo.

Es la no-razón, una verdadera locura, si lo pensamos. Pero no lo pensamos.

En cuanto algo del «pensamiento», de la «razón», se introduce en las cercanías de la vida, hay motivos para volverse loca. (H.C.)

viernes, 25 de julio de 2014

FELICIDAD

FELICIDAD
 
Ya metí 3 entradas sobre el dolor hace unos años, así que para no repetirme ahora quiero hablar sobre la ausencia de ese dolor que nos acompaña de por vida, los problemas de todo tipo, y que, en su ausencia u olvido, otras veces hace que nos sintamos algo así como felices, pasivamente inconscientes. La alegría, satisfacción, y otras emociones que activan esas neuronas y generan algunas sustancias, nos hacen felices, y a veces no es ausencia de problemas o dolor porque con todo simultaneamente convivimos, es la vida.
 
Desde que nacemos es con dolor, casi siempre con llantos nuestra primera voz de queja, no sé si cientificamente es por dolor físico, miedo o inseguridad, pero para la madre seguro que es dolor físico, aunque como decia antes, junto a una inmensa felicidad del momento.
 
Después llegan los retorcijones hasta que se acostumbran nuestras tripas a ese tipo de alimentación materna. Y entre toma y toma felices sueños, y luego lloros de nuevo, ¿comunicación o es ya vicio?
 
Pronto se empieza a disfrutar del cariño, la compañia o amparo, salen las primeras sonrisas, no sé si alguien hizo el experimento para conocer si es innato o por imitación, porque por imitación se aprende a hablar pero menos mal que los niños no hablan con esa ñoñería ni ponen esas caras y gestos que se les hace cuando son bebés.
 
Después de las tripas, rertorcijones y hambre también podíamos decir, llegan los dolores con la salida de los dientes, y por otra parte eso de no salirse con la suya siempre, desencanto o desilusión con sus berrinches de mimo consentido, Ya comienza la lucha psicológica,  el chantaje emocional, la conciencia del yo, y del otro, con poca empatía digamos, jeje.
 
De lo que llamamos sentimientos y psicologia  o razonamiento, se extiende a todo lo de la lucha social, convivencia, los amigos y enemigos en la guardería o las visitas. Los mordiscos, empujones o tirones de lo que se quiere uno apropiar por la fuerza o te quieren arrebatar de esta forma. Ahí ya hay sentimientos o algo parecido, sentimiento de pesar, de impotencia y todas esas cosas que a fin de cuentas son dolor, dolor del que si no sabemos asimilaelo emborrona cualquier atisbo de lo que pueda llamarse o parecerse a la felicidad, en ese momento.
 
Después, el romanticismo, eso que dicen es amor y que duele tanto, esa rosa con espinas y bla bla bla. Sí, es sufrimiento, el dolor es real, duele por dentro. No me extiendo.

El dolor nos acompaña en toda nuestra vida, tanto es así que a veces pensamos que de esta forma sabemos que estamos vivos, o que estamos vivos para contarlo. Pero no necesitamos pellizcarnos para saber que estamos despiertos, eso sería un momento de mucha felicidad.
 
A veces cuando se calma un dolor estamos a gusto pero no lo vivimos como un momento de felicidad, es como cuando olvidamos los problemas o sucesos con el tiempo, o miramos para otro lado que es más grave... la ignorancia no exime de la culpa, esto nunca lo sentimos como vida feliz, el quitarse o alejarse de lo que pueda doler no da felicidad ni siquiera sensación de paz o sosiego, sólo satisface a la razón, por eso de porque yo no soy tonto, y yo me quiero más. Se suele relacionar la bondad con esto de ser tonto, tonto de bueno. Pero se puede ser bondadoso y sensible sin que eso tenga nada que ver con el resto de cosas de una vida, problemas y sufrimiento.
 
Luego llegan los dolores junto a la felicidad de una madre, padres, abuelos y familia completa, tal como había comenzado. Responsabilidad, superprotección, educación... desvelos y quebraderos de cabeza con todo lo que es una vida, sin más. Con sus momentos felices, o tranquilos,  claro, no todo va a ser malos ratos. Muchas satisfaciones y el tiempo va rodando. Y gracias a que nuestra cabecita intenta sólo quedarse con esos momentos buenos porque si no...
 
¿Por qué todo ha de ser con dolor? ¿Por qué eso de que si no es de esta forma no merecen la pena las cosas? ¿Necesitamos ese contraste para saber la diferencia y apreciar lo poco bueno que podemos conseguir, y sólo a veces? ¿O es que somos masocas?
 
Con la edad avanzada, llegan los sentimientos de abandono como lo que se temía de bebé, y la soledad el enemigo que se temió en la juventud.
 
Todo es dolor hasta el final. El miedo, la impotencia, tantas preguntas sin respuesta y cosas sin terminar o realizar, el sentimiento de no ser ya necesarios. El adiós y despedida hasta nunca.
 
¿Pero por qué el dolor tiene que ser como una remisión? o es más, ¿por qué tiene que ser como el pago de alguna culpa? Si la vida es un aprendizaje para vivir la misma, ¿por qué no es más frecuente el premio que el castigo? a fin de cuentas tanto vale uno como el otro para conseguir lo mismo, ¿no será que en ese intento de olvidar las cosas malas no se produce el efecto deseado? pues mejor sería entonces muchas más cosas buenas como reafirmación que nunca se olvida y puede ayuadarnos más, pero muchas de esas cosas conseguidas es a costa de los demás, entonces no cuentan.
 
Pero sin meterme en los jardines, o atrios, de la religión, el pensamiento ya no sólo de una edad media con los cristianos en occidente, si no ya antes, como origen, con un Séneca con la misma mentalidad de resignación y consuelo de la vida en este valle de lágrimas, no hay alivio al final.
 
Pues no, hay que tirar pa'lante y morir con las botas puestas pensando que no hay otra vida que esta y tenemos que perseguir la siempre utópica.


 

viernes, 18 de abril de 2014

Ese fue tal vez el único misterio (cont.)

Ese fue ... (hasta el final)

Un hilo de sangre salió por debajo de la puerta, atravesó la sala, salió a la calle, siguió en un curso directo por los andenes disparejos, descendió escalinatas y subió pretiles, pasó de largo por la calle de los Turcos, dobló una esquina a la derecha y otra a la izquierda, volteó en ángulo recto frente a la casa de los Buendía, pasó por debajo de la puerta cerrada, atravesó la sala de visitas pegado a las paredes para no manchar los tapices, siguió por la otra sala, eludió en una curva amplia la mesa del comedor, avanzó por el corredor de las begonias y pasó sin ser visto por debajo de la silla de Amaranta que daba una lección de aritmética a Aureliano José, y se metió por el granero y apareció en la cocina donde Úrsula se disponía a partir treinta y seis huevos para el pan.

-¡Ave María Purísima! -gritó Úrsula.

Siguió el hilo de sangre en sentido contrario, y en busca de su origen atravesó el granero, pasó por el corredor de las begonias donde Aureliano José cantaba que tres y tres son seis y seis y tres son nueve, y atravesó el comedor y las salas y siguió en línea recta por la calle, y dobló luego a la derecha y después a la izquierda hasta la calle de los Turcos, sin recordar que todavía llevaba puestos el delantal de hornear y las babuchas caseras, y salió a la plaza y se metió por la puerta de una casa donde no había estado nunca, y empujó la puerta del dormitorio y casi se ahogó con el olor a pólvora quemada, y encontró...

y encontró a José Arcadio tirado boca abajo en el suelo sobre las polainas que se acababa de quitar, y vio el cabo original del hilo de sangre que ya había dejado de fluir de su oído derecho. No encontraron ninguna herida en su cuerpo ni pudieron localizar el arma. Tampoco fue posible quitar el penetrante olor a pólvora del cadáver. Primero lo lavaron tres veces con jabón y estropajo, después lo frotaron con sal y vinagre, luego con ceniza y limón, y por último lo metieron en un tonel de lejía y lo dejaron reposar seis horas. Tanto lo restregaron que los arabescos del tatuaje empezaban a decolorarse. Cuando concibieron el recurso desesperado de sazonarlo con pimienta y comino y hojas de laurel y hervirlo un día entero a fuego lento ya había empezado a descomponerse y tuvieron que enterrarlo a las volandas. Lo encerraron herméticamente en un ataúd especial de dos metros y treinta centímetros de largo y un metro y diez centímetros de ancho, reforzado por dentro con planchas de hierro y atornillado con pernos de acero, y aun así se percibía el olor en las calles por donde pasó el entierro. El padre Nicanor, con el hígado hinchado y tenso como un tambor, le echó la bendición desde la cama. Aunque en los meses siguientes reforzaron la tumba con muros superpuestos y echaron entre ellos ceniza apelmazada, aserrín y cal viva, el cementerio siguió oliendo a pólvora hasta muchos años después, cuando los ingenieros de la compañía bananera recubrieron la sepultura con una coraza de hormigón. Tan pronto como sacaron el cadáver, Rebeca cerró las puertas de su casa y se enterró en vida, cubierta con una gruesa costra de desdén que ninguna tentación terrenal consiguió romper. Salió a la calle en una ocasión, ya muy vieja, con unos zapatos color de plata antigua y un sombrero de flores minúsculas, por la época en que pasó por el pueblo el Judío Errante y provocó un calor tan intenso que los pájaros rompían las alambreras de las ventanas para morir en los dormitorios. La última vez que alguien la vio con vida fue cuando mató de un tiro certero a un ladrón que trató de forzar la puerta de su casa. Salvo Argénida, su criada y confidente, nadie volvió a tener contacto con ella desde entonces. En un tiempo se supo que escribía cartas al Obispo, a quien consideraba como su primo hermano, pero nunca se dijo que hubiera recibido respuesta. El pueblo la olvidó.


jueves, 2 de enero de 2014

Los Tres Reyes Magos

 
 
Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:
- ¿Papa?
- Sí, hija, cuéntame.
- Oye, quiero... que me digas la verdad.
- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido.
- Es que... -titubeó Cristina.
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Cristina se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta de Cristina le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:
- ¿Y tú qué crees, hija?
- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso...
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos, pero...
- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Cristina.
- Entonces no lo entiendo papá.
- Siéntate, cariño, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.
Cristina se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
-Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo. Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.

Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:

- Sois muy buenos, queridos Reyes, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?

- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas.

Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.

- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes con cara de sorpresa y admiración.

- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios.

- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.

- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?

- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.

- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?

Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:

- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.

Cuando el padre de Cristina hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.

Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:

- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.
 
 
Felices Reyes




behera

gora